Cuando unimos las palabras Castillo de Garcimuñoz y literatura, a todos nos vienen a la mente dos nombres, Jorge Manrique y el Infante Don Juan Manuel, sobre todo el primero.
De siempre hemos utilizado el nombre de Jorge Manrique junto al del Castillo para que este pudiera tener una historia unida a la literatura.
A Jorge Manrique, en el Castillo, se le hace un monumento en el lugar donde cayó en la batalla, se le inaugura una placa en su memoria a la puerta del Castillo a la que asistió el duque de Alba, y su por entonces pequeña hija Cayetana (nuestra duquesa de Alba de toda la vida) e incluso se crean unas jornadas manriqueñas con concurso de coplas incluido. Y lo gracioso de todo esto, es que muy probablemente, por no decirlo categóricamente, Jorge Manrique no fuera capaz siquiera de cruzar una puerta de la muralla que rodeaba la villa y no pisara nunca una calle del Castillo.
¿Entonces a que viene hablar siempre de Jorge Manrique y olvidar a otros con más relación con el Castillo?
Últimamente venimos reconociendo al Infante Don Juan Manuel, nuestra asociación precisamente lleva su nombre, como la imagen que se debe utilizar para unir el nombre del Castillo con la literatura, por que en nada tiene que envidiar en obra a Jorge Manrique, es más, en mi humilde gusto, prefiero leer las obras de Don Juan Manuel, me entretienen y me divierten bastante más que las del primero, además que a pesar de que Don Juan Manuel no es Castillero de cuna, no cabe duda de que aquí instaló su casa y familia, donde crió a sus hijos, paso la mayor parte de su vida y sus descansos y escribió la mayor parte de su obra. Y no sólo por la literatura debemos agradecer a Don Juan Manuel su vinculación con el Castillo, sino porque con el comenzaron, fue el precursor, de los 300 años de la mayor grandeza del Castillo.
Pero hablando de literatura en el castillo no sólo de estos dos personajes deberíamos hablar. Por ejemplo, cabe recordar que del monasterio de Agustinos, que fundó el propio Don Juan Manuel, salieron muchos hombres de letras, o como aunque en otro campo, Pedro Nuñez de Avendaño y su hijo Diego de los que nos ocuparemos en un futuro, de los que la mayoría de castilleros no sabemos nada.
Hoy toca hablar de un Castillero de cuna, si de aquí, más contemporáneo que los anteriores y que además de una extensa obra literaria tuvo una vida llena de acción, en plena guerra de la independencia en la que participó activamente, así como también participo en el ambiente que propició la gestión de la primera Constitución española, “La Pepa”.
Hablamos de Ignacio García Malo.
Que podamos contar con tantos datos de su biografía se los debemos a Guillermo Carnero Arbat (catedrático de literatura española en la universidad de Alicante) que realizó la primera biografía de Ignacio García Malo para su libro Estudios sobre narrativa y otros temas dieciochescos. 1996 Ediciones de la Universidad de Salamanca.
Corría el año 1760 cuando el 1 de febrero nacía en el Castillo (nos ha llegado oralmente que la casa donde nació es la casa blasonada de la calle del Arco con la calle San Antón, pero no lo puedo asegurar), su nombre completo era Ignacio María Antonio.
Nació en el seno de una familia rica de hidalgos, sus padres fueron Pablo García Malo e Ignacia Sánchez del Prior nacidos ambos en 1725, casados en 1754, por lo que tenían 35 años cuando Ignacio nació.
La partida de bautismo está fechada en la iglesia de San Juan Bautista, el 5 de febrero de 1760, cuatro días después de su nacimiento.
Transcripción literal de la misma:
Ignacio María Antonio. Hijo de Pablo García Malo y Ignacia Sánchez del Prioz.
En la iglesia parroquial del Sr. Sn. Juan Bautista desta villa del Castillo de Garci Muñoz, en cinco días del mes de febrero de mil septecientos y sesenta años, yo, Dn. Pedro Sánchez Martínez, presbítero y teniente beneficiado desta parroquial, de licencia del Sr. Dn. Pedro Cerrillo Urbán, cura propio de dicha parroquial y sus anexos, comisario del Santo Oficio de la Inquisición de Cuenca, bapticé y crismé a un niño hijo leguítimo [sic] de Pablo García Malo, natural de la villa de Valverde deste obispado, y de Ignacia Sánchez del Prior, natural desta. Púsele por nombre Ignacio María Antonio, fue su compadre de pila Dn. Josef Bautista [ilegible], natural y vecino de Barrax, el cual nació el día primero de febrero, y lo firmé con dicho Sr. Cura.
Cerrillo [rubricado]. Dn Pedro Sánchez Martínez.
Sabemos que tenía al menos un hermano mayor, Antonio García Malo, que nació el 16 de junio de 1758, casi dos años antes que Ignacio. Este fue apoderado de Ignacio en varios negocios y además el 20 de mayo de 1790 fue nombrado arcipreste de Sta. María del Castillo. Actualmente se conserva una banca de madera que lleva labrada una indicación de que perteneció al arcipreste del Castillo, en una casa blasonada por una cruz, lo que nos indica que es muy probable que hay viviera, por qué no, este hermano de Ignacio.
Parece ser que era pariente de Antonio Sentmenat y Castella, que en 1783 fue consagrado Obispo de Ávila y en 1784 fue nombrado Patriarca de las Indias Occidentales, además de limosnero y capellán del rey de España y posteriormente Cardenal Arzobispo, bajo cuya protección quedó nuestro protagonista.
No es por tanto extraño, que bajo las indicaciones de Sentmenat, Ignacio recibiera las Ordenes Menores en 1786 por lo que este quedaba bajo la jurisdicción de la iglesia.
Etapa de escritor y traductor:
Por estos años ya lo debemos situar en la Corte, donde comienza a publicar sus obras, novelas, dramas y traducciones.
En 1786 publica la tragedia Guillermo de Hanau y al año siguiente la colección de novelas La voz de la naturaleza. Así como la comedia Enrico, Duque de Cumberland.
En 1788 publica Doña María Pacheco y este mismo año realiza la primera traducción que se realizó al español de La Iliada de Homero en verso endecasílabo, publicada en tres volúmenes que dedica a José Moñino Conde de Floriblanca, traducción que según dice el mismo “ser tremendamente difícil..”.
Portada de Doña Maria Pacheco, mujer de Padilla.
En 1789 se estrenó en el teatro su obra Doña María Pacheco, que trata sobre la rebelión comunera contra Carlos I. Se estrenó en un momento político un tanto peligroso para las monarquías, debido al estallido de la revolución francesa. Aunque no era de extrañar que Ignacio se arriesgara, como veremos más adelante, fue un político liberal que abogaba por una monarquía constitucional como la que tenemos ahora en España.
Seguramente por miedo a la censura y a la acogida que pudieran tener sus obras, en algunas ocasiones utilizó el seudónimo Gil Cano Moya, que es anagrama de Ygnacio Malo y algunos estudiosos afirman que también como firmó como Mariano de Anaya.
Escritura y firma de Ignacio.
Temporada como empleado de la Real Biblioteca:
El 22 de junio de 1789 entra en la Real Biblioteca como escribiente celador. El 19 de noviembre de 1792 es ascendido a oficial tercero y el 29 de junio de 1795 a oficial segundo, hasta su cese el 22 de mayo de 1798. En esta época conoció e hizo amistad con José Antonio Conde, José Goya y Muniain, Juan Antonio Pellicer, Francisco Pérez Bayer y Tomás Antonio Sánchez empleados de la Real Biblioteca. Al igual que Leandro Fernández de Moratín, Juan Pablo Forner y Juan Climaco Salazar.
En 1791 estrena en teatro la obra El inocente usurpador que era una traducción del Demofoonte de Pietro Metastasio. Y pide permiso para publicar la ópera El valor y clemencia española en América con Glaura y Cariolano.
Por un documento de 1793 figura al servicio del Vicario General de los ejércitos el cardenal Antonio Sentmanat y el 13 de enero de 1794 era ya Secretario de la Patriarcal de Indias y del Vicariato de los Reales Ejércitos hasta 1806.
En 1794 tradujo la obra inglesa Pamela Andrews de Samuel Richardson que, al igual que pasó con la Iliada de Homero, fue la primera traducción de la misma al español, en 1798 se agota la primera edición de esta traducción, y no puede hacerse cargo de imprimir la segunda por, “no tener medios para afrontarla”, por lo que el rey accede a la reimpresión en la Imprenta Real.
En 1799 se sabe que es vecino de Madrid y que vive en el Real Sitio de S. Lorenzo y anteriormente en S. Ildefonso como corresponde a un cortesano.
Por decreto de 14 de agosto de 1800, es nombrado Caballero de la Real Orden de Carlos III.
Etapa política y militar:
España está entrando en una etapa muy convulsa de su historia. Después de la Revolución Francesa, la monarquía está en peligro y pierde mucho poder y todo esto desembocó en la invasión francesa de España. Ignacio participó en la resistencia antibonapartista en el bando Liberal, lo que le lleva a trasladarse a Sevilla y Cádiz junto al resto de antibonapartistas, en donde participó en el ambiente liberal que propició la gestación de la Primera Constitución “La Pepa”(1812).
El 21 de abril 1806 es nombrado comisario de guerra con 12.000 reales de sueldo. En esta época ya se encontraba en Cádiz, puesto que su mujer Juana Gila murió el 30 de diciembre en Puerto de Santa María.
No tenemos datos de su vida familiar, sólo que con Juana tuvo a un niño llamado José, que fue comandante del ejército, y tres niñas, María Josefa, Paula y María Ignacia.
En 1807 muere su protector el Vicario General Antonio Sentmenat y España es totalmente invadida por las tropas francesas.
Tras la importante victoria de Bailén y después de la decisión del consejo de Castilla de declarar nulas las abdicaciones de Carlos IV y Fernando VII en la ciudad de Bayona a favor de los Bonaparte, se crea la Junta Central Suprema Gubernativa del Reino, en Aranjuez el 25 de septiembre de 1808, de la que Ignacio es nombrado oficial segundo, siendo el primero su buen amigo Manuel José Quintana. El 11 de enero de 1809 son nombrados ambos Secretarios del Rey con ejercicio de decretos.
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p style=»text-align: center;»>Manuel José Quintana siendo coronado por la reina Isabel II.
La Junta Central asume el poder ejecutivo y legislativo desligándose por completo del Consejo de Castilla, órgano colegiado de la Administración Central que era considerado afrancesado.
Esta Junta Central ejerció funciones de gobierno, promovió las Cortes y proclamó la igualdad entre España y los territorios americanos el 22 de enero de 1809, al enunciar que los dominios españoles en las Indias no son propiamente colonias o factorías como los de otras naciones, sino una parte esencial e integrante de la Monarquía Española e invitando a los territorios americanos a que envíen representantes a sus reuniones.
En estos años toda su obra literaria está orientada a la política y la milicia auspiciada por los tiempos convulsos que vivían.
Reflexiona política y militarmente sobre la mejor prosecución y coordinación de la resistencia antifrancesa y sobre el peligro de emancipación, con ayuda inglesa, de las colonias americanas. Quedan escritas sus opiniones de cómo se debe luchar contra el invasor y que la Junta Central se traslade a la Isla de León y, si se ocupa todo el territorio, que el gobierno pase a América.
Son publicadas el 4 de diciembre 1809 en Sevilla la Memoria sobre las críticas circunstancias en que se halla la Patria y el Gobierno y Medidas de precaución que ellas mismas dictan.
Disuelta la Junta Central en febrero de 1810 debido a la presión del ejército francés, sustituida por el Consejo de Regencia, pasó a desempeñar la intendencia del ejército de Baleares hasta su muerte. Allí lo encontramos ya en septiembre de 1810, donde dirigió todas sus energías a luchar contra el invasor.
El 8 de diciembre firma sus Reflexiones sobre los puntos más importantes en que deben ocuparse las Cortes y Los derechos de la soberanía nacional contra el despotismo y la hipocresía, en Palma de Mallorca, que leyendo sus títulos parece que esté tratando sobre la situación de España en 2016.
En una de sus cartas dice literalmente: “Consideremos siempre que la opinión es una propiedad particular y que sólo debe combatirse con las armas de la razón. Acordémonos que la tiranía de cualquiera clase que sea debe desterrarse para siempre del pueblo español….” Ignacio luchó por imponer la libertad de imprenta, el derecho de opinión y la soberanía popular, que quedaron plasmados en la Constitución de 1812.
El 19 de mayo de 1811 firma en Palma la Respuesta a la carta del ciudadano militar y el 10 de agosto La política natural que dedicó a su amigo Quintana.
Sus amigos en Mallorca son Isidoro de Antillón y el impresor Miguel Domingo editor del partido liberal.
Un artículo que se publicó en Mallorca sobre las 54 personalidades más importantes que residían en Mallorca lo incluyen entre esas 54 personalidades.
Tras una larga enfermedad muere el 25 de junio de 1812 en Palma de Mallorca donde es enterrado.
Transcripción de la partida de defunción:
En la parroquial iglesia de Santa Cruz de la ciudad de Palma, capital del reino de Mallorca; a los veinte y cinco días [de] junio de mil ochocientos y doce, murió Dn. Ignacio García Malo, del Consejo de S.M., su secretario con ejercicio de decretos, caballero pensionista de la Real y distinguida Orden de Carlos 3º, contador principal sustituto del ejército y reino de Mallorca, natural de la villa de Balverde [sic por error] en el obispado de Cuenca, hijo de Dn. Pablo y de D.ª Ignacia Sánchez del Prior, viudo de D.ª Juana Gila Riofrío de la Fuente; testó en poder de Dn. Ramón Despuig, brigadier de los Reales ejércitos, coronel del regimiento 2º de Mallorca, a su hermano Dn. Juan Despuig, a los Sres. Dn. Isidoro de Antillón, oidor de esta Real Audiencia, y a Dn. Miguel de Victorica, fiscal de la Inquisición de este reino; elige sepultura en esta parroquia y que su entierro sea humilde y según corresponde al estado crítico y menesteroso en que quedan sus hijos, lo mismo que los sufragios que se harán por su alma, que serán cien misas en atención que tiene muchas mandadas celebrar en todo el discurso de su vida. De que doy fe.
Alonso Medina, prebítero y vicario en Santa Cruz. [rubicado]
Gerardo Valero Marquina.